martes, 6 de julio de 2010

Hacer la compra es como ir a la biblioteca: hay que leer mucho


Hola:


Desde el principio del siglo pasado, la conducta en materia de salud en nuestras sociedades occidentales ha sido trastocada y desvirtuada en gran manera hasta llegar a la gran paradoja: la alimentación estandar actual tiene un gran componente nocivo a largo plazo.

¿Cómo hemos llegado a esto? Varios son los factores que han influido en esta perversión en nuestro modo de alimentarse:

a) Los avances en las técnicas médicas y en los medicamentos.
b) La difusión de la alimentación en conserva (latas, bricks, envasados al vacío, etc.).
c) El marketing en alimentación y la utilización de los gustos como referente alimenticio.
d) La presión de los grandes lobbies de alimentación sobre los legisladores.

Dicho de otro modo: desde el punto de vista del consumidor, hemos pasado a creer que hagamos lo que hagamos, siempre habrá una píldora o tratamiento médico que nos curará. Y por otro lado, la mayoría de los consumidores piensan que el hecho de que el producto esté envasado es sinónimo de salubridad.

Bueno, pues AMBAS COSAS SON FALSAS. Contra los desequilibrios alimentarios no hay píldora ni tratamiento médico eficaz, salvo volver a restaurar una alimentación equilibrada con predominio de frutas y verduras, aunque se utilicen ciertos medicamentos como reguladores en algunos casos. Y por otro lado, la mayor parte de los alimentos enlatados son dudosos a corto plazo y bastante indeseables a largo plazo. Predominan los excesos de sal y azúcares, los colorantes innecesarios (muchos de ellos acusados de cancerígenos), los emulgentes (basicamente esponjas) y sobre todo las grasas saturadas (efectos muy nocivos sobre la salud).

Sabido es que los fabricantes no buscan elaborar un producto saludable, sino que todos sus esfuerzos es por hacer que la apariencia, sabor y consistencia del producto sea lo más atractivo posible. Y no dudan en recurrir a productos que, o no aportan nada, o lo que es peor, a largo plazo provocan problemas muy graves de salud.

No son acusaciones paranoicas. Os pondré un ejemplo:

Últimamente nos están bombardeando con los productos que llevan soja como si fueran excelentes y lo mejor para la salud, etc.etc. Lo que no os dicen los anuncios es que la mayor parte de la soja que se emplea es soja transgénica, o sea modificada genéticamente. Casualmente a los fabricantes les resulta ahora más barato comprar la soja transgénica. Para plantar soja a escala masiva, se está desforestando grandes áreas de bosque en el sudeste asiático. Paraisos vírgenes están desapareciendo. Al desastre ecológico se une un posible desastre humano: no tenemos evidencias de que la soja transgénica sea inocua para el ser humano ya que "ha sido autorizada" sin haber pasado por el obligatorio trámite de experimentos que exige más de 10 años de pruebas clínicas. ¡Que casualidad que el lobbie de la soja sea uno de los más poderosos!. Os aconsejo no tomar de manera habitual productos que tengan soja y no anuncien "libre de transgénicos".

Aqui os pego la última lista de Greenpeace sobre productos transgénicos:
http://www.greenpeace.org/raw/content/espana/reports/gu-a-roja-y-verde.pdf

Científicos de todo el mundo se están volcando en encontrar moléculas "saludables" en las plantas y vegetales de todo el mundo, al objeto de vender la correspondiente "píldora de salud" al consumidor. Lo que el consumidor suele ignorar es que esas píldoras tienen un efecto mínimo en su salud comparado con un cambio de dieta. Un ejemplo es el resveratrol (una molécula presente en el vino tinto), con propiedades anticancerígenas y antienvejecimiento. Consumir un vaso de vino tinto al día es más saludable y cien veces más barato que tomar la píldora que venden en herbolarios y farmacias. El té es otro producto que consumido en hojas es infinitamente mejor que en píldoras o compuestos varios. No está demostrado que la sobresaturación de principio activo que tienen estos productos facilite la biodisponibilidad y asimilación, ya que carecen de otros nutrientes que acompañan al producto en sí (vino, té, frutos rojos, etc.).
Imagen: Bote de resveratrol a 19 euros+gastos de envío
Conclusión: los "añadidos" a los productos como la leche, y los "extractos" de productos naturales son vagamente eficaces, caros, y algunos hasta tienen efectos secundarios.

Hoy día, leer las etiquetas de los productos no frescos se ha convertido en la única forma de poder alimentarte de forma sana: si no echamos manteca de cerdo a la salsa de tomate casera, ¿porqué compramos productos que añaden un componente semejante (emulgentes varios, o grasa de palma) a la salsa? Es posible hacer una elección saludable mediante la simple lectura de los componentes incluidos en la bolsa.



Almidón de mandioca, Goma Xantana y Oleorresinas... lo normal para salsa de tomate. Y dentro de lo que cabe, esto no es realmente lo peor que se encuentra leyendo ingredientes.

Los ejemplos son miles. Y casualmente ahora, después de dos o tres generaciones alimentándose de productos de esas características, empiezan a aparecer problemas gástricos, intestinales y cánceres como el de colon, que hace cien años eran mínimos. La diabetes se ha convertido en una plaga, los problemas de tensión arterial son muy frecuentes en poblaciones occidentales, ¿sigo?
Peligros que tienen los productos preparados:
a) Exceso de sal: Hipertensión y problemas cardíacos.
b) Exceso de azucares simples: Problemas de diabetes, obesidad, colesterol.
c) Exceso de grasas saturadas: Arteriosclerosis, colesterol, obesidad y problemas cardíacos.
d) Exceso de proteinas: Obesidad, colesterol y cancer.
e) Emulgentes, colorantes, conservantes, etc.: Cancer, colesterol, problemas renales, etc.
f) Excesos de vitaminas, minerales, etc: problemas renales, arteriosclerosis, fallos orgánicos.

Conclusión de este post: Hay que leer el etiquetado de los productos y no comprar aquellos que contengan productos no saludables.

Corolario: un cambio en hábitos alimentarios será más efectivo que médicos y pastillas.

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