miércoles, 30 de diciembre de 2009

La dolce vita


Dentro de unos pocos días, todos estaremos preocupados por nuestro físico, y concretamente por los muchos dulces y golosinas que habremos ingerido.

Como bien sabemos, nuestro organismo necesita carbohidratos para funcionar. La glucosa es el elemento principal para generar energía para nuestras células, aunque existen otros elementos que también realizan la misma función.

Los carbohidratos, en función a su número de moléculas, se dividen en monosacáridos, disacáridos, oligosacáridos y polisacáridos.

La glucosa y la fructosa son monosacáridos (una molécula).
La sacarosa, la miel y la lactosa son disacáridos (dos moléculas).
La oligofructosa es un oligosacárido (entre tres y diez moléculas).
El almidón y la celulosa son polisacáridos (de diez en adelante).

En contra de lo que muchos piensan, los carbohidratos no son nutrientes esenciales para sobrevivir. Nuestro cuerpo puede obtener todo lo que necesita para funcionar sintetizando a partir de las proteinas y de las grasas, y de hecho, una dieta exclusivamente carnívora es perfectamente viable.

No obstante, como las proteinas tienen una gran importancia metabólica en cuanto al crecimiento y desarrollo célular, se recomienda el aporte del 60% de la dieta en carbohidratos, ya que necesitan menos agua para digerirse y son más fáciles de sintetizar. Además aportan elementos complementarios en función del tipo de carbohidrato consumido.

En nuestra dieta se recomienda tomar carbohidratos del tipo polisacáridos (pastas, arroz, pan, patatas, legumbre, etc) en lugar de otros más simples (azúcar, miel, etc.) ¿Porqué? ¿Si nuestro organismo acaba reduciendo todo a glucosa, porque es mejor tomar carbohidratos complejos?

La respuesta es doble: por un lado, metabólicamente el tomar carbohidratos simples aumenta la actividad oxidativa en el organismo (la glucosa hay que oxidarla para asimilarla) con lo que aumentamos el envejecimiento y los radicales libres en nuestro organismo. De otra parte, demasiada glucosa en circulación en la sangre no sería asimilada con rapidez por nuestro organismo. Esto puede provocar a largo plazo daños en el cerebro y riñones y la tan temida diabetes. Y parte del exceso de azucar es almacenada en forma de grasas, lo cual afecta a la obesidad.

Los carbohidratos complejos se van asimilando lentamente mientras se van descomponiendo, lo cual evita los llamados “picos de glucosa”. Además, los alimentos con carbohidratos complejos incorporan minerales, vitaminas y otros elementos enriquecedores de nuestra alimentación.

Una cosa importante es que, desde el punto de vista del metabolismo no tiene razón de ser distinguir entre carbohidratos simples y complejos, si estos últimos no son integrales. Eso quiere decir que (a grosso modo), da igual ingerir 1 kilo de azucar que 1 kilo de harina refinada. Si hay, sin embargo, diferencia desde el punto de vista de los niveles de glucosa en sangre. Hay que volver a resaltar la importancia de los cereales y vegetales integrales por su aporte de fibra y minerales.

¿Qué endulzante tomar?

Esta pregunta es la madre de todas las preguntas. El endulzante a tomar puede ser muy importante, sobretodo para aquellas personas que gustan de tomar varias tazas de café o té al día.

Conocemos el azúcar, las sacarinas, la miel entre otros. ¿qué ventajas tienen unos y otros?

El azucar normal (blanca) es el endulzante habitual. El azucar es un disacarido formado por glucosa y fructosa. Al estar refinado no aporta nada más. Por ello, de 0 a 10 yo le daría un 2. Moderar el consumo de azúcar en muy importante de cara a la diabetes, obesidad, envejecimiento y cancer, entre otras.
La fructosa es un monosacárido con mayor capacidad endulzante que la glucosa, pero que se asimila después de una transformación, por lo que es mejor que la glucosa. No obstante, como endulzante no aporta nada más, calificación un 3.

El azucar integral de caña (morena) es una buena alternativa. Es un disacárido pero aporta minerales. Calificación un 3,5.


La miel es un disacárido u oligosacárido según el tipo. Contiene agua (hasta 18%), tiene antioxidantes y vitaminas y minerales. Como alternativa al azúcar es preferible. Calificación un 4.
El sirope de agave es un oligosacárido, y se extrae del agave mejicano. Su componente fundamental es la fructosa. No eleva los niveles de glucosa en sangre, ideal para los diabéticos y tiene un buen poder endulzante. Calificación un 5.

La sacarina y el aspartamo, son endulzantes sintéticos (edulcorantes). Son de tipo “calorías vacías” por su nulo aporte complementario. La sacarina tiene reputación de provocar cáncer en muy altas dosis, y se sintentiza a partir de derivados del petróleo. Recomendación 0 a pesar de que sirven para el control de la glucosa en sangre. El aspartamo tiene en su composición metanol, y si no se superan las dosis máximas recomendadas no tiene contraindicaciones. Recomendación 2,5.


La stevia es una planta de gran poder endulzante, todavía prohibida en la UE, pero usada en EEUU, Japon, Latinoamerica, etc. No eleva los niveles de glucosa en sangre, y los estudios actuales la dan como muy buena para el control de la diabetes, obesidad e hipertensión. Su poder endulzante es tanto que se vende muy diluida.

Por supuesto, las calificaciones son mias personales. Ningún endulzante pasa de 5 porque ninguno es bueno como alimento. Un endulzante no tiene que tener más función que el de mejorar los sabores del producto (café, té, etc.) Por ello, los parámetros más importantes son: como endulza, que no eleve los niveles inmediatos de glucosa en sangre, que sea natural y los complementos.

- El sirope de agave es caro, endulza muy suave, no altera los sabores y sirve para el control de glucosa. Ideal para ingestas repetidas continuas.
- La miel es cara, tiene gran poder endulzante, altera los sabores y no debe abusarse de ella. Aporta antioxidantes y vitaminas y es 100% natural. No sirve para controlar la glucosa en sangre. Ideal una vez al día.
- El azucar integral de caña tiene muy buen sabor, casi el mismo poder endulzante que el azucar refinado y tiene minerales. Buena y barata alternativa, aunque no controla los niveles de glucosa. Opción para diabéticos sería la fructosa, pero de inferior calidad.
- El aspartamo es el mejor edulcorante artificial. Buen precio y poder endulzante pero no se puede cocinar con él. Para aquellos que no aprecian la alimentación natural y deben controlar los niveles de glucosa es la alternativa ideal.
- El azúcar refinado para aquellos que no abusen de los dulces, con alimentación equilibrada y sin problemas de diabetes. Es barata.
A los que les guste la sacarina, pues recomiendo que se pasen al aspartamo. La sacarina puede ser problemática a largo plazo si se consumen dosis continuas y frecuentes, y desde luego, desde el punto de vista de la vida natural cero patatero.

Consejo personal: Sirope de agave (si teneis problemas) o azucar de caña integral. Y de vez en cuando miel.

¡¡¡ Desearos un feliz año a todos, y que abuseis mucho de la comida y el alcohol estos días !!!, ya tendreis la penitencia...

viernes, 25 de diciembre de 2009

¡¡¡Felices Fiestas!!!

A pesar de la lata que me dais, que es mucha, quiero desearos unas felices fiestas.

Aunque os importe un carajo, seguiré desde aquí machacándoos las consciencias que me temo que las teneis un poquito dadas de si... :) Es broma...

Un poco de espíritu crítico no nos vendrá mal. Si encima hubiera debate... sería la leche. Así que, desde estas páginas os agradezco vuestra crítica, opinión, comentario, etc., y teniendo en cuenta lo de "no hay mayor desprecio que no hacer aprecio", por favor... cinco minutillos para mi de vez en cuando...

Besos, y felices fiestas.

Floren

lunes, 21 de diciembre de 2009

El té verde, fuente de salud y placer.


El té verde no solamente es una exquisita bebida, sino que además tiene unos efectos tan beneficiosos sobre el organismo que se puede afirmar que es un elemento muy importante para mantener una vida saludable.




Las hojas del té verde contienen entre otros elementos, vitamina A, B2, C, E, ácido fólico, minerales como el selenio, calcio, magnesio, zinc y flúor entre otros. Además contienen cafeína y teofilina, sustancias ambas estimulantes del metabolismo. Y finalmente destaca su alto contenido en polifenoles, antioxidantes que son aliados en la lucha contra la degeneración celular y el cáncer.


Los beneficios del té verde son muchos e importantes:
A destacar, la importancia como anticancerígeno natural, que tiene efectos tanto en la prevención como en el desarrollo de los microtumores. Las vitaminas A,C,E y el selenio son antioxidantes destacados en la lucha contra el envejecimiento y degeneración celular.
Disminuye el colesterol malo y fluidifica la sangre ya que la contiene diversos aminoácidos, como la teanina, que impide la formación de trombos. La histidina actúa contra la arterioesclorisis, y la teobromina es vasodilatadora y cardiotónica.


Su efecto diurético y regulador de la insulina le hace un buen aliado en la lucha contra la obesidad y la diabetes, al disminuir los niveles de glucosa. También disminuye la retención de líquidos.
La teofilina es suavemente broncodilatadora, lo que la hace adecuada para las personas con asma, sin olvidar el efecto excitante de la cafeína, que además de estimular el metabolismo basal es vasoconstrictora y tiene efectos para combatir la migraña.


Por si fuera poco, su cualidad astrigente ayuda a reducir la diarrea. El té tiene una acción antivírica y bactericida, lo cual le permite reforzar el sistema inmunitario y actuar de protector en el aparato digestivo en general, y en el hígado en particular. Esa misma acción, y su contenido en flúor, le permite luchar contra la caries y la halitosis.


Destacamos una vez más sus cualidades anticancerígenas que, en numerosos estudios de reputados científicos, demuestran que el té tiene un efecto protector contra el cáncer, actuando como inductor en la apoptosis (suicidio de las células cancerígenas) e impidiendo la angiogénesis (crecimiento de vasos sanguíneos que permiten la expansión y desarrollo del cáncer). También parece que, en casos de cáncer diagnosticados, ayudan a contener la expansión y desarrollo de éste.


Solamente debemos tener precaución en el caso de niños, o personas sensibles a la cafeína ya que puede producir insomnio o nerviosismo. En general lo ideal sería tomarlo por la mañana o al mediodía. También debe ser consumido con moderación, preparar las cantidades recomendadas y no exceder de 3 tazas al día, a no ser que por motivos de lucha contra el cáncer se emplee como medicamento natural.